Los padres

Los primeros que han de afrontar la microtia son los padres. Lo primero va a ser aceptar que el bebé real no se corresponde con el que se había imaginado y deseado. Es un impacto que suele generar emociones diversas que ponen en juego la entereza personal y la de la pareja. Habitualmente los puntos de vista de los progenitores no son idénticos y así se van equilibrando las diversas percepciones sobre el bebé. Muy pronto el vínculo de los progenitores y el afecto hacia su bebé hace que la microtia pase desapercibida.

Familiares y otras personas del entorno

La aceptación del resto de familiares va a ser distinta a la de los padres, va a requerir más tiempo. Los padres van a tener que afrontar comentarios y preguntas derivados del desconocimiento sobre lo que es la microtia. La entereza de los padres y su actitud hacia el niño va a ser un modelo para el resto de familiares y conocidos.

La percepción del niño

Antes de los 3 años

En estos primeros años los niños no están pendientes de su imagen ni de la de los demás. Se viven a sí mismos a través de lo que les transmiten las personas que les quieren y les cuidan. Conviene que los padres les anticipen lo que va a pasar cada vez que acudan a una visita médica para que el niño integre en su mundo de cuidadores al equipo médico y viva las visitas con tranquilidad.

Entre los 3 y 6 años

Es el momento en que los niños ya están preparados para adaptarse al entorno escolar, son altamente observadores y receptivos. Su curiosidad no tiene límites. Preguntan y aceptan bien lo que se les explica.  El equipo médico y los padres tendrán que ir incrementando su información a medida que el niño pregunte. Si no pregunta, estimularle para que lo haga.

En la escuela se refuerza su identidad mediante la interacción con los compañeros y el reconocimiento y el afecto de los educadores. El niño con microtia será objeto de observación pero también de aceptación, ya que a esta edad los niños no hacen exclusiones por características físicas.

Entre los 6 y 11 años

En esta etapa los niños día a día incrementan su autonomía.

Buscan explicaciones a las cosas que les llaman la atención. Por ello, es probable que los compañeros del niño con microtia se interesen por el motivo de lo que le ocurre y quieran saber más del tema. Conviene que el niño tenga suficiente información para responder y haya integrado bien su imagen corporal para que no se sienta acomplejado por su microtia. Si el niño tiene un buen desarrollo emocional y relacional, no habrá dificultades para su integración en el grupo de iguales.

Dependiendo de si hay afectación auditiva u otras anomalías que puedan interferir su rendimiento académico, es el momento de poner en marcha todos los soportes para facilitar su escolaridad.

Adolescencia

Es el momento en que la estética entra en juego y el propio adolescente se puede sentir mal por no tener un físico igual que los demás. De todos modos, si ha habido una buena integración personal en la infancia, el reto adolescente es más fácil de afrontar.

También es el momento en que el propio adolescente puede tomar decisiones respecto a la cirugía, si bien hay que supervisar que las expectativas sean ajustadas a las posibilidades reales.